Mons. José Díaz: El mejor regalo que pueden recibir los abuelos no son cosas materiales, es el gesto, el cariño, la cercanía, el afecto, es el alimento que necesitan

Vientos: qué significa esta obra, esta renovación de la fachada y demás, para un sector como es el sector que reside acá, el sector de los abuelos en este hogar de ancianos?

Mons. José Antonio Díaz: Para ellos es una plaza, es un lugar para pasear, para andar, para recibir a sus familias. La casa es, en ese sentido, muy precaria. La estamos remodelando, pero este espacio amplía la circulación, sobre todo, ¿no? Y ahora que se viene fresco, el poder salir al solcito va a ser de mucho bien. En el verano más bien nos escondemos del sol, pero en este tiempo va a ser una muy buena oportunidad para que la gente venga, comparta, se ponga a matear con ellos, etc.

Vientos: ¿En esto también se sienten valorados, se sienten parte de la sociedad, que los tienen en cuenta con estas obras?

Mons. José Antonio Díaz: Sin duda, sin duda. Cualquier gesto que uno les haga, ellos lo valoran enormemente.

Vientos: ¿Cuál es la situación actual hoy de este hogar de ancianos?

Mons. José Antonio Díaz: Y en este momento estamos llevando adelante una obra de remodelación de habitaciones y baños. Se están cambiando los techos, las galerías, los espacios comunes, con la ayuda de la Conferencia Episcopal Italiana. Es un aporte con el que se está llevando a cabo esta remodelación.

Y, bueno, en este momento estamos tratando de, con las personas que tenemos, llevar adelante la atención de los abuelos, con la ayuda de las familias y también con la ayuda de estas personas que están trabajando acá. Bueno, me imagino que se va a seguir trabajando.

Vientos: ¿Cuál es el mensaje para la gente, para aquellos que por ahí tienen ganas de colaborar, no se animan, no saben cómo ayudar, más allá de lo material?

 Mons. José Antonio Díaz: Bueno, en realidad hay que acercarse, ¿no? El mejor regalo que puedan recibir ellos no son cosas materiales, es el gesto, el cariño, la cercanía, el afecto, porque ese es el mejor alimento para ellos, sentirse queridos, sentirse que son alguien, ¿no? Para alguien.

Y eso vale mucho para ellos. De manera que invitarlos a que se acerquen, invitar a sus familias también a que no los olviden, invitar a todos aquellos que puedan darse una vuelta para ver sus necesidades concretas.